Una mastografía -o mamografía- es un estudio de imagen del pecho que utiliza una ligera dosis de rayos X para la detección temprana del cáncer de mama, incluso antes de comiencen a presentarse síntomas, lo que hace más tratable la enfermedad.
Durante la mastografía, un técnico de radiología te dará instrucciones para posicionarte en la unidad en que se realiza el estudio. Tu pecho será colocado en una plataforma especial, que cuenta con una paleta de plástico en la parte superior; posteriormente y poco a poco, la paleta de plástico descenderá y comenzará a comprimir tus senos.
¿Por qué la compresión es necesaria? Se hace con el afán de conseguir óptimos resultados, ya que con ello:
Durante la mastografía, se te pedirá que cambies de postura entre imágenes. La rutina suele comenzar de arriba hacia abajo y luego de lado a lado. El proceso se repite en cada seno. Posiblemente te pidan que sostengas la respiración durante unos segundos mientras se toma la imagen con rayos X.
La examinación dura aproximadamente 30 minutos. Tendrás que esperar un poco más para que el radiólogo determine que ya posee las imágenes necesarias y que están en buena condición para ser analizadas por tu médico.
Una mastografía no puede probar que un área anormal es cáncer, pero puede ayudar a que un médico haga las pruebas adecuadas para averiguarlo. Los dos cambios en el pecho que suelen encontrarse con una mastografía son:
Guardar tus estudios previos es muy importante, ya que pueden mostrar si una masa o calcificación ha cambiado con el paso del tiempo, lo que podría determinar si es necesaria una biopsia o no.
Prevenir el cáncer de mama es tan importante como la detección oportuna. Te compartimos la historia de Ivette, quien detectó una molestia en sus senos y acudió a realizarse los estudios necesarios para la detección del cáncer:
Antes de hacer una cita para el estudio de mastografía, es recomendable que consultes a tu ginecólogo para discutir cualquier novedad o problema relacionado con el pecho. Igualmente, coméntale sobre cirugías previas, uso de hormonas o historial familiar de cáncer de mama.
También debes tener presente no programar tu mamografía en la semana previa a tu menstruación, especialmente si tus senos aumentan de tamaño en este periodo. De hecho, el mejor momento para una mastografía es la semana después de que tu ciclo menstrual ha terminado.
Tampoco es recomendable utilizar desodorante, talco o perfume el día del examen. Estos productos podrían aparecer como manchas de calcio. Por último, si es posible, lleva copias de mastografías previas, para que tu doctor pueda hacer la comparación.
La prevención del cáncer de mama está en tus manos. Reserva tu mastografía con nosotros y podrás estar segura de que el estudio se realizará con la tecnología más avanzada.