Los ultrasonidos pueden ser clasificados de diferente manera: por el tipo de imagen que producen, por la zona que se quiere mostrar o por la forma en que son realizados.
En esta ocasión, te compartimos información sobre la clasificación de un ultrasonido según su procedimiento. En esta clasificación, existen tres tipos de ultrasonidos: el ultrasonido externo, el interno o transvaginal, y el endoscópico.
1. Ultrasonido externo
Los ultrasonidos externos son los más comunes y se suelen usar para examinar algunos órganos, como el hígado, los riñones, el estómago y el corazón, o para dar seguimiento a un embarazo. Incluso, algunos tejidos, como músculos o ligamentos, también pueden ser visualizados por este tipo de ecografía.
En este tipo de estudio, una sonda pequeña es colocada sobre tu piel y movida a lo largo de la zona del cuerpo que será examinada. Antes de ello, un gel lubricante se coloca para facilitar el movimiento de la sonda.
En este tipo de ecografía no deberías sentir otra cosa que el sensor y el gel sobre tu piel. Si te realizarán un escaneo del área pélvica, el estudio requerirá que tengas la vejiga llena, lo que te podría causar un poco de incomodidad, aunque podrás ir al baño inmediatamente después de terminar el estudio.
2. Ultrasonido interno o transvaginal
Una examinación interna permite que el doctor tenga una perspectiva más cercana de algunos órganos, como la próstata, los ovarios o el útero.
Durante el procedimiento, se te pedirá que te recuestes sobre tu espalda o de lado, con las rodillas dobladas hacia el pecho.
Luego, una pequeña sonda con una cobertura esterilizada, no mucho más ancha que un dedo, se introducirá suavemente en el recto o la vagina para transmitir las imágenes al monitor.
Las examinaciones internas pueden causar incomodidad, pero no suelen ser dolorosas y no duran mucho tiempo.
3. Ultrasonido endoscópico
Durante una endoscopía, un endoscopio es insertado en tu cuerpo, usualmente a través de la boca, para examinar áreas como el estómago o el esófago.
Generalmente, se te pedirá que te recargues de lado y se introducirá lentamente el endoscopio hasta obtener la imagen deseada.
Usualmente, te darán un sedante para que te relajes mejor y anestesia local para la garganta. Es un procedimiento bastante incómodo y te puede hacer sentir náuseas, pero el médico a cargo se asegurará de que estés lo más cómodo posible.
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