Algunas alergias son muy fáciles de identificar debido a que ciertas alergias siguen un patrón de síntomas que es inconfundible. Sin embargo, otras son menos obvias y es necesario llevar a cabo estudios de gabinete y pruebas de alergias para diagnosticarlas.
Si tu hijo tiene síntomas similares al resfriado, que duran más de una o dos semanas, o tiene un “resfriado” todos los años en la misma época, consulta a tu médico, quien probablemente le hará preguntas sobre los síntomas y cuándo aparecen.
Con base en la respuesta y un examen físico, es posible que el doctor tenga un diagnóstico, pero también puede mandar a realizar pruebas de alergias y otros estudios de gabinete para proceder con el tratamiento.
Para encontrar la causa de una alergia, los médicos suelen hacer unos estudios de gabinete para detectar los alergénicos ambientales más comunes. Un examen en la piel puede funcionar de dos formas:
Después de 15 minutos, si un granito rodeado de un área rojiza aparece (similar al piquete de un mosquito) en la zona de la inyección, el resultado de la prueba de alergias es positivo.
Una prueba de alergias alternativa es a través de un examen de sangre. Esta prueba es especialmente útil cuando los niños tienen condiciones en la piel, aquellos que están bajo medicamentos o aquellos extremadamente sensibles a algún alergénico particular.
Después del examen de sangre, la muestra se manda al laboratorio para buscar anticuerpos de algún alergénico específico que muestre el tipo de alergia que se padece. Los resultados suelen tardar unos cuantos días.
Incluso si una prueba de alergia da un resultado positivo, el niño debe presentar otros síntomas relacionados con la alergia. De otro modo, es posible que tenga otro padecimiento y se requieran hacer estudios diferentes para su diagnóstico.
Una tomografía es uno de los estudios más útiles para diagnosticar diferentes padecimientos. Si a tu pequeño le han solicitado una, descubre todo lo que debes saber al respecto con esta guía para padres sobre la tomografía pediátrica.