El codo de tenista es el término común para la epicondilitis lateral, una condición inflamatoria del tendón que conecta los músculos de extensión del antebrazo a una prominencia exterior del codo, conocida como epicóndilo lateral.
El uso constante de los músculos del antebrazo genera pequeñas lesiones en el tendón y, para el diagnóstico, es necesario un estudio de resonancia magnética.
El codo de tenista es una condición que causa dolor en el punto donde se une el tendón con el epicóndilo, sin embargo, el dolor se puede expandir hacia el antebrazo, la muñeca, y en casos severos, la fuerza de agarre llega a reducir. En estas situaciones, realizar acciones sencillas como levantar una copa, girar una llave o saludar de mano pueden ser difíciles de realizar.
Al menos la mitad de las personas que realizan deportes de raqueta tienen esta condición, pero la mayoría de las personas con codo de tenista no la adquieren jugando tenis, squash o raquetbol.
En realidad, esta lesión deportiva puede resultar de cualquiera actividad de los músculos del antebrazo con movimientos repetitivos de giro o agarre con resistencia. Desde tocar el violín, hasta remover maleza o trabajar como dentista puede causar el padecimiento de esta lesión.
El síntoma más evidente para la epicondilitis es el dolor cuando se agarran objetos. No obstante, también se presentan síntomas como falta de fuerza en el antebrazo, falta de funcionalidad al intentar apretar la mano a otra persona y dolor al tocar el punto de unión de los tendones en el codo. Usualmente, los dolores se desvanecen durante la noche.
Los estudios no han arrojado ninguna conclusión concreta para el tratamiento del codo de tenista. Muchos tratamientos alivian el dolor pero, en la mayoría de los casos, es un remedio temporal.
Generalmente, lo más efectivo es dejar que el codo descanse y acudir con un especialista para el diagnóstico de la enfermedad a través de un estudio de resonancia magnética. Sin embargo, existen algunas técnicas para prevenir lesiones mayores, aliviar el dolor y la inflamación, y preservar o restaurar el funcionamiento.
Elimina los movimientos y actividades que causen dolor en el codo, antebrazo o muñeca afectada. Para aliviar el dolor, aplica hielo en el epicóndilo durante 15 a 20 minutos cada 4 a 6 horas.
Igualmente, algunos analgésicos orales, como el ibuprofeno o el naproxeno, pueden ayudar pero para evitar los efectos secundarios, no los tomes durante más de 4 semanas.
Hay personas que encuentran alivio al utilizar una codera en la zona afectada.
Si los síntomas persisten, acude con un especialista en traumatología y ortopedia. Es posible que te recete una inyección con el medicamento adecuado. Este remedio ofrece un alivio inmediato, pero no debes tomarlo como un aliciente para retomar tus actividades, ya que podrías agravar tu lesión.
Después del medicamento, te dará un programa a seguir que incluye descanso, hielo y terapia física.
En ocasiones extremas, cuando los síntomas han durado por más de un año a pesar de los esfuerzos por aliviar el dolor y restaurar las funciones, la cirugía es una opción. Sin embargo, antes se deberán hacer un estudio de resonancia magnética y demás análisis para asegurar que es única opción viable.
Cuando de lesiones deportivas se trata, obtener un diagnóstico acertado y desde los primeros momentos es primordial, ya que evitará que la condición empeore y facilitará la recuperación. Conoce por qué la resonancia magnética es tu mejor opción en estas situaciones.