Incluso la gente más saludable tiene complicaciones para apegarse a un régimen de ejercicios constantes – y si, además, te han detectado artritis reumatoide a través de un estudio de resonancia magnética, moverte es lo último en lo que quieres pensar.
Sin embargo, el ejercicio regular no sólo te ayuda a mantener el movimiento de tus articulaciones, pues también alivia la rigidez y reduce el dolor y la fatiga.
Si padeces artritis reumatoide, tienes que asegurarte de que la rutina de ejercicios que estés realizando sea adecuada para estos objetivos:
1. Incrementar el rango de movimiento
Incrementar el rango de movimiento, requiere mejorar la movilidad y flexibilidad de las articulaciones. Para ello, mueve una articulación lo más lejos que puedas y luego, intenta llegar un poco más lejos. Estos ejercicios se pueden hacer en cualquier momento, incluso cuando tus articulaciones duelen o están inflamadas, siempre y cuando las trates con gentileza.
2. Fortalecer los músculos
A través de ejercicios de resistencia puedes lograrlo y lo mejor es que no necesitas equipo especial. Con tu propio cuerpo, puedes hacer resistencia para fortalecer tus músculos.
Un ejercicio sencillo es sentarte en una silla y luego, inclínate hacia delante y levántate aplicando fuerza sólo en los muslos. Utiliza los brazos sólo para equilibrarte. Mantén la postura durante un momento, luego siéntate de nuevo, manteniendo la fuerza en los muslos.
3. Tener mayor resistencia
Los ejercicios aeróbicos – como caminar, nadar o andar en bicicleta – fortalecen tu corazón y tus pulmones y, por lo tanto, favorece la resistencia y la salud en general. Realiza actividades que no lastimen tus articulaciones y evita las que sean de alto impacto, como correr.
Si estás teniendo síntomas más fuertes de artritis reumatoide, espera a que disminuyan un poco antes de realizar este tipo de ejercicios.
4. Mejorar el equilibrio
Hay formas muy sencillas de mejorar el equilibrio. Por ejemplo, ponte de pie y luego, intenta levantar un pie mientras mantienes el equilibrio con el otro durante 5 segundos. Repite del otro lado. Poco a poco, ve incrementando el tiempo que pasas con un solo pie. Si es posible, practica yoga o tai chi para mejorar el balance.
La artritis reumatoide no tiene por qué impedir que sigas disfrutando tu vida o que realices ejercicio. Si has sentido dolores articulatorios con frecuencia o molestias después de una lesión deportiva, acude a realizarte un estudio de resonancia magnética y obtén el diagnóstico más acertado. Descubre por qué es tu mejor opción.
